viernes, 19 de noviembre de 2010

Las caricaturas de Mahoma en la prensa mundial – ¿Derecho o Insulto?

A finales del 2005 e inicios del 2006 el mundo fue testigo de una ola de disturbios a raíz de la publicación de doce caricaturas sobre el profeta Mahoma publicadas por el diario danés Jyllands-Posten. Según el Islam la figura de Mahoma, Alá y otros personajes religiosos no puede dibujarse, ni siquiera de forma positiva, por temor que esto conlleve a la idolatría.

Las reacciones de los fundamentalistas musulmanes incluyeron la quema de las embajadas de Dinamarca, Noruega y Francia en varios países árabes, el boicot de sus productos y amenazas de muerte.
En el lado opuesto, muchos occidentales vieron en el intento de prohibir la publicación de las viñetas como una coacción de la libertad de prensa y expresión, razón por la que estas caricaturas fueron reproducidas por varios medios europeos. Sin embargo, hubo occidentales que calificaron las caricaturas como "una provocación." Tal fue el caso del entonces presidente francés Jacques Chirac quien afirmó con motivo a la reproducción de las caricaturas en la revista Charlie Hebdo: "Herir las convicciones de otros, en particular las convicciones religiosas, debe evitarse".

El punto de quiebre en este caso es que ambas partes sienten lastimados sus derechos fundamentales: el de libertad de culto y el de libertad de expresión.
¿Quién determina los límites donde terminan los derechos de uno y comienzan los de los demás?
El tema no acabó allí. Como si la polémica no fuera suficiente, una corte en Pakistán  ordenó que se bloqueara temporalmente el acceso a Facebook debido a que dos grupos en dicha red social, incitaron a un concurso para hacer caricaturas del profeta Mahoma.
Del otro lado del mundo un grupo de periodistas escritores e intelectuales convocaron a la resistencia al totalitarismo religioso y a la promoción de la libertad, la igualdad de oportunidades y los valores seculares para todos, argumentando que el islamismo es una amenaza totalitaria y comparándola con el fascismo, al nazismo y estalinismo.
En el 2009 se dio otra controversia similar, el pastor estadounidense Terry Jones, incitó a quemar ejemplares del Corán coincidiendo con el aniversario de los atentados del 11-S, tiene antecedentes en Alemania, país que abandonó en 2008 expulsado por su propia comunidad religiosa (que él había fundado), por falsedad documental y explotación laboral de los miembros más jóvenes de su secta y de apropiarse indebidamente de fondos de su grupo religioso.
La Primera Enmienda de la Constitución estadounidense que protege la libre expresión ampara a Jones, de la misma manera en que permite al Ku Klux Klan quemar cruces y a los manifestantes quemar banderas de Estados Unidos. La Corte Suprema ha dejado claro en varios dictámenes históricos que la manifestación de ideas consideradas ofensivas para muchas personas, aun una mayoría, no puede ser reprimida por el gobierno, a menos que esté enfocada a intimidar a alguien o a incitar a la violencia, dijeron expertos juristas. Steven Schwinn, profesor de derecho de la Universidad de Chicago, dijo que cualquier ley que intentara prohibir que Jones queme el Corán sería calificada de inconstitucional.
La reacción no se hizo esperar y los países musulmanes nuevamente levantaron su voz y protestas. Mientras en el mundo, el general estadounidense David Petraeus, comandante en jefe de las fuerzas de la OTAN y de las tropas estadounidenses en Afganistán, avisó que el acto serviría de propaganda a los talibanes en Afganistán y reforzaría el sentimiento antiestadounidense en el mundo musulmán. Además, manifestó que este acto pondría en peligro a las tropas, justo en el momento en que intentan ganarse la confianza de la población local en zonas alejadas de la capital, en donde el antiamericanismo es muy fuerte. El Osservatore Romano, el diario del Vaticano, publicó un artículo titulado "Que nadie queme el Corán", mientras Irán advertía que semejante acto provocaría reacciones "incontrolables". En Indonesia, país con mayor población musulmana en el mundo, la minoría cristiana también teme tensiones y solicitó mediante una carta al presidente estadounidense, Barack Obama, que interviniera en el caso.

Si analizamos la historia de la humanidad ha habido no solo debates, sino guerras por las creencias religiosas, choques entre ellas por el dogma. En el mundo e inclusive en México durante la Reforma y posteriormente en el periodo del presidente Elías Calles.

El nuevo contexto de la Libertad de expresión, le agrega un toque explosivo y da material para extensos debates entre la comunidad intelectual y periodística del mundo entero, bajo la globalización de los medios y la rápida comunicación de los eventos alrededor del mundo en cuestión de minutos.
Pareciera que la humanidad olvida que cada pueblo es consecuencia de un conjunto de usos y costumbres, tradiciones le llaman algunos. Cada Sociedad tiene sus reglas religiosas, éticas, legales y problemática particular, pretender que porque los medios tienen una cobertura inmediata puede homogeneizar la mentalidad “global” del mundo es un lamentable error.

Nadie tiene derecho de imponer su libertad de expresión insultando las creencias religiosas de otros, porque podemos disparar guerras con costos dolorosos y sin llegar a ningún punto concluyente, todos perdemos porque en alguna medida se daña el derecho de los demás. Todo mundo tiene derecho a expresar su opinión, pero también es necesario que antes de cada reflexión se midan las consecuencias del mismo, en el mundo occidental ridiculizar a un dignatario, o líder religioso mediante caricaturas, chistes o concursos puede no tener mayor trascendencia, pero otras culturas no se manejan igual.
Como dijo el benemérito de las Américas, “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno, es la PAZ”
Pensemos en las consecuencias, antes de opinar a nivel mundial …

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